Asunción Gómez-Pérez (foto: RAE)

La experta en inteligencia artificial Asunción Gómez-Pérez ingresa en la RAE para ocupar la silla «q»

21 de Mayo de 2023
  • En su discurso, Inteligencia artificial y lengua española, ha puesto de manifiesto el papel crucial de la RAE a la hora de entrenar a la IA en el uso correcto del español.

  • Le ha dado la bienvenida en nombre de la corporación el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, algo que no sucedía desde hace más de noventa años.

  • La nueva académica sucede al filólogo Gregorio Salvador, fallecido el 26 de diciembre de 2020.

La experta en inteligencia artificial y lenguaje Asunción Gómez-Pérez (Azuaga, Badajoz, 3 de septiembre de 1967) ha ingresado como miembro de número de la Real Academia Española (RAE) para ocupar la silla q, vacante por el fallecimiento de Gregorio Salvador el 26 de diciembre de 2020.

El acto de ingreso de la nueva académica ha estado presidido por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. En él Gómez-Pérez ha leído el discurso titulado Inteligencia artificial y lengua española, donde ha puesto de manifiesto la integración entre la lingüística y las ciencias de la computación, una tecnología que está transformando el uso y el estudio de nuestra lengua. Asimismo, ha destacado el papel crucial de la RAE a la hora de entrenar a la inteligencia artificial en el empleo correcto del español.

El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, le ha dado la bienvenida en nombre de la corporación, una situación de especial relevancia, ya que desde hace más de noventa años no sucedía que un director de la Academia contestara personalmente a un nuevo académico.

La decisión del actual director de contestar el discurso de Asunción Gómez-Pérez se debe a la novedad tan relevante que supone para la RAE la incorporación de una experta en inteligencia artificial, y la consiguiente utilización para el trabajo académico de una tecnología que tendrá una incidencia de enorme envergadura en la normativa y el uso de la lengua. El interés de la institución en el estudio de la IA aplicada al lenguaje se materializa en el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial), liderado por la RAE desde 2019, entre cuyos principales objetivos se encuentra que la inteligencia artificial hable y piense en español, y que lo haga correctamente.

Gómez-Pérez se incorpora a la institución tras ser elegida por el Pleno de la RAE en la sesión del 7 de abril de 2022. Su candidatura fue presentada por los académicos Luis Mateo DíezPedro R. García Barreno y Salvador Gutiérrez Ordóñez

Inteligencia artificial y lengua española

Licenciada en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid y doctorada en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, en su discurso de ingreso, Inteligencia artificial y lengua española, Asunción Gómez-Pérez ha confesado su «profunda sorpresa, gratitud y alegría» por ingresar en la institución como miembro de número. Como es tradición, ha tenido un especial recuerdo a su antecesor en su plaza, Gregorio Salvador, en el que ha hecho repaso de su trayectoria y ha confesado: «No le conocí personalmente, pero hubiera disfrutado aprendiendo del maestro. Para mí es una gran responsabilidad tratar de relacionar el trabajo de mi predecesor —experto en lexicología y dialectología, filólogo, ensayista y crítico— con las futuras tareas de su sucesora —la inteligencia artificial, ontologías y lenguaje—».

Gómez-Pérez también ha manifestado que ingresar en la RAE supone un inmenso privilegio que nunca soñó alcanzar, a la vez que un reto y una enorme responsabilidad al ser la primera doctora en Informática, especialista en inteligencia artificial, que formará parte del Pleno. Además ha añadido: «Mis aportaciones han de ir encaminadas a poner la inteligencia artificial al servicio de la lengua española, pero también a que los materiales de la Academia estén en los formatos de la inteligencia artificial».

También ha querido honrar sus orígenes y agradecer a su entorno y su familia haber llegado hasta aquí: «Gracias por vuestra comprensión y generosidad ante el tiempo no compartido y las renuncias a tantos momentos».

La académica ha repasado los dos tipos de inteligencia artificial que se identifican: la general y la específica. «La inteligencia artificial general es aquella que puede imitar por completo todas las capacidades relacionadas con la inteligencia. En nuestros días, no existe esta superinteligencia artificial que sea capaz de resolver todas las tareas; al contrario, existen muchas inteligencias artificiales específicas que resuelven actividades concretas de forma muy satisfactoria», ha explicado.

«Aprender y razonar son los dos grandes pilares de la inteligencia artificial. El siglo xxi ha traído novedosas infraestructuras con importantes avances en los procesadores. Estas mejoras han permitido el aprendizaje de modelos numéricos a partir de grandes cantidades de datos utilizando técnicas estadísticas, y también el aprendizaje profundo», ha desarrollado después. «El objetivo del procesamiento del lenguaje natural es la creación de métodos, técnicas y recursos computacionales que permitan a las máquinas “tratar” el lenguaje humano, tanto comprenderlo como generarlo».

Asimismo, ha querido destacar la importancia de la ética en la IA: «En el año 2018, la Comisión Europea propuso una inteligencia artificial que beneficie a las personas y a la sociedad en su conjunto. Un año más tarde, presentó unas directrices éticas para una inteligencia artificial fiable. Está previsto que España sea pionera por el proyecto piloto que identificará buenas prácticas, que permitirán a las Administraciones públicas y a las empresas implementar la nueva regulación europea en los sistemas de inteligencia artificial».

Los retos de la inteligencia artificial y el español

Asunción Gómez-Pérez ha recordado que «en 1993, coincidiendo con la elaboración de los nuevos estatutos, Lázaro Carreter impulsó en la Academia un ambicioso plan para incorporar las tecnologías informáticas. En 2019, casi treinta años después, el actual director, Santiago Muñoz Machado, impulsa un novedoso plan para introducir la inteligencia artificial en la institución, un plan que se materializa en el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (conocido como LEIA). LEIA tiene como fin cuidar el uso de un correcto español en los medios tecnológicos, y así evitar que se pierda la unidad que permite que más de 585 millones de personas puedan comunicarse en nuestra lengua sin dificultades». 

La experta en IA se ha preguntado cómo puede la RAE normativizar la lengua de las máquinas cuando son producto de una inteligencia artificial y cómo puede ayudar la inteligencia artificial a la Academia en su misión de observar el cambio que experimenta la lengua española.

Para lograr estos objetivos, Gómez-Pérez ha enunciado una serie de propuestas. Entre ellas, incorporar los materiales de la RAE en el espacio europeo de datos lingüísticos, ya que conviene que «las máquinas que usan la lengua española sean entrenadas con materiales lingüísticos fiables».  

Asimismo, propone crear modelos de lenguaje en español: «Para la creación de un gran modelo, se requiere un gran corpus de textos que permita aprender el vocabulario en él utilizado y la relación entre las palabras que lo conforman. Con más textos, los patrones estadísticos se calculan mejor y la elección de las palabras en cada contexto será más precisa».

También es necesaria la gobernanza de los materiales lingüísticos. Esta tercera propuesta contempla que las organizaciones que los aporten puedan obtener, de alguna manera, un rendimiento por ello. Además, plantea la creación de una plataforma software para la inteligencia artificial: «Se propone la necesidad de construir una plataforma que proporcione a desarrolladores de software externos unas interfaces de programación de aplicaciones basada en estándares, muy detalladas y bien documentadas, con servicios básicos de acceso, que permitan la recuperación y la consulta de los materiales en formatos propios de la casa».

Su quinta propuesta incluye «incorporar más inteligencia artificial en los procesos productivos de la RAE para agilizar sus tareas cotidianas». Y, en relación con esto, considera que el sistema de consultas lingüísticas de la RAE es una gran fuente de información, además de especificar los beneficios de tener un verificador lingüístico en línea para el español y un observatorio también en línea del sistema lingüístico del español.

La novena propuesta recoge la necesidad de evaluar de forma comparativa y consensuada: «Se sugiere la necesidad urgente de elaborar una metodología consensuada que guíe el proceso de evaluación comparativa y de auditoría de los materiales y tecnologías del lenguaje en español». En resumen, identificar los riesgos de los grandes modelos de lenguaje para evitar sesgos o posibles casos de discriminación. «Si los corpus utilizados en el entrenamiento de los modelos presentan errores repetitivos en el léxico, el modelo de lenguaje aprenderá dando por buenos los errores», ha señalado.

La décima propuesta incluye la creación de un marco de colaboración estable entre numerosos agentes. Ha especificado que «junto a la Real Academia, deberían participar las Administraciones públicas, las grandes empresas tecnológicas, las pequeñas y medianas empresas, las universidades, los centros de investigación e innovación, así como los centros de enseñanza media y de formación profesional».

Para concluir, Asunción Gómez-Pérez ha asegurado que «la Academia debe considerar cómo llevar a cabo su misión para conocer y supervisar el uso del español en el mundo digital, y a la vez actuar para ofrecer sus materiales, con las licencias que corresponda, para que la inteligencia artificial use correctamente la lengua española».

La intervención del director

Por su parte, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, encargado de responder a Gómez-Pérez, ha destacado las enormes posibilidades de progreso que supone la IA, pero también sus riesgos: «Es evidente que habrá que establecer límites jurídicos y éticos para la protección de valores y derechos, sea por la vía de la autorregulación o por medio de la regulación».

«La materia sobre la que ha disertado la profesora Gómez-Pérez es radicalmente nueva en esta Casa, como lo es la propia tecnología que sostiene la denominada inteligencia artificial. Sabemos todos muy poco sobre lo que sus aplicaciones pueden depararnos, pero tenemos la percepción de que abren un horizonte revolucionario para el uso y la regulación de la lengua, tan retador y apasionante para la Real Academia Española que me atrevo a afirmar que entramos en una segunda era de su vida institucional», ha explicado el director.

Muñoz Machado ha recordado que «la lengua es el valor principal de la cultura de los pueblos y el español lo es de una comunidad que incluye a casi seiscientos millones de personas. Un deterioro de la calidad, la capacidad expresiva, la belleza o la unidad del español a cuenta de los desarrollos de la inteligencia artificial sería una lesión cultural de primer orden». Le preocupa, por tanto, que «se establezcan estándares poco exigentes para el lenguaje de las máquinas» o que se generen dialectos digitales que fragmenten la unidad del idioma.

El proyecto LEIA, puesto en marcha en 2019, trabaja con las principales empresas tecnológicas y las Administraciones públicas para que esto no suceda. Además, Muñoz Machado ha subrayado que «la mejor opción que pueden seguir los Estados y la Unión Europea es regular la IA lo antes que sea posible», así como garantizar un lenguaje claro que no menoscabe los derechos fundamentales.

Para finalizar, el director de la RAE ha repasado el currículum de la nueva académica destacando la «evolución y progresión profesional extraordinaria» de la experta en inteligencia artificial.

Antecedentes históricos

La última ocasión en la que un director de la RAE mantuvo la responsabilidad de contestar personalmente en su ingreso al nuevo académico la protagonizó Ramón Menéndez Pidal en 1932 con su bienvenida a Niceto Alcalá-Zamora.

Esta situación solía darse o bien por la inclinación de algunos directores a hacerlo, o por la materia de que se iba a tratar en el discurso, o por la relevancia del personaje que se incorporaba a la RAE.

Anteriormente Alejandro Pidal y Mon, director entre noviembre de 1906 y octubre de 1913, estuvo siempre inclinado a asumir ese papel, pues lo hizo en ocho de los once ingresos que hubo durante su etapa. Una situación intermedia se nos presenta con el mandato de Antonio Maura (1913-1925) y el primero de los de Menéndez Pidal (1925-1936), directores que solo en tres y dos ocasiones, respectivamente, asumieron la responsabilidad de dar réplica a un nuevo académico.

Maura contestó a Ricardo LeónJuan Armada y Julio Casares; este último planteaba en su discurso una cuestión lexicográfica potencialmente delicada: las limitaciones de la ordenación alfabética y la conveniencia de acometer un diccionario «analógico», «metódico», «ideológico» u onomasiológico; y el director, temiendo que la propuesta de Casares pusiera en peligro la supervivencia del tradicional diccionario alfabético, asumió en persona la contestación para rechazar inequívocamente la propuesta de Julio Casares.

En cuanto a Menéndez Pidal, contestó a Vicente García de Diego en 1926 y el caso anteriormente mencionado de Niceto Alcalá-Zamora en 1932; siendo este, entonces, presidente de la república —aunque no lo era cuando fue elegido—, no podía darle la bienvenida sino la máxima autoridad de la casa; Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros, lo fue también del solemne acto.

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